Y éste es el cartel del congreso. Mi idea es mostrar unas manos que crean, señalan, cuidan, transforman como símbolo de las acciones que están relacionadas con los contenidos del congreso y el concepto de recuperación a través de las humanidades y del arte.
Uno de mis últimos trabajos del verano ha sido diseñar el logo y el cartel de este congreso internacional que se celebrará en Sevilla el año próximo. Ha sido un trabajo muy interesante en el que he disfrutado mucho aunque también ha sido un reto porque he utilizado por vez primera el programa Ilustrator. Alucinante pero complicado para principiantes como yo en la ilustración digital. Me queda muuuuucho por aprender pero estoy contenta con el resultado de este logo después de los días eternos aguantando los cuelgues de mi ordenador por el peso de la imagen.
Después de barajar varias posibilidades me quedé con esta metáfora de tener el corazón en la cabeza. Intente de primeras no recurrir a la típica imagen de un cerebro como centro de lo psicológico y científico. Mi cabeza tiene rostro, corazón, conexiones. Creo que ilustra bien el carácter multidisciplinar de este interesante congreso. Espero que os guste.
Cuando nos preguntamos sobre la función e intención de las manifestaciones artísticas podemos elucubrar y crear muchos discursos sobre ello. Cuando estaba en la facultad recuerdo que uno de los debates que aparecía a menudo entre los estudiantes era si el arte, el artista debe estar comprometido con la denuncia, con la lucha, con la transformación social. Lo que tengo claro en la actualidad es que las manifestaciones artísticas tienen un valor incalculable como elaboración de lo que vivimos, de lo que pensamos, de lo que nos hace sufrir y también disfrutar no solo como protagonistas de nuestro mundo cercano sino también como habitantes de un mundo amplio y diverso. Me gusta pensar que el arte es valiosísimo en procesos personales y colectivos de recuperación. Creo que ha sido así desde siempre. Y que el arte es más trascendental cuando surge como necesidad.
Hace unos años tuvimos la suerte de conocer a Maritze Trigo y a Orlando Naranjo representantes de la Asociación de Familiares de las Víctimas de Trujillo-Valle en Colombia. Estuvieron en España para recoger el premio de Derechos Humanos de Siero, Asturias. Los paramilitares y narcotraficantes asolan la región de Trujillo desde 1986 con ejecuciones, torturas y desapariciones forzosas. Pudimos conocerlos en la visita que realizaron a Sevilla para reunirse con asociaciones (como Acción Verapaz, a la que pertenezco) y comunidades religiosas. Maritze repetía ante la descripción horrible de los hechos que «en medio de esta crueldad hemos mantenido la esperanza».
Os pido que veáis estos vídeos. Son el testimonio documental de un proceso artístico por, para y con las comunidades víctimas de esta situación. Como dicen en un momento del documental, un proceso sanador ante tanto duelo y tanto horror.
Las ciudades con río grande tienen un carácter especial. Guadalquivir, río grande... y el Mondego también lo es. Es el río que baña Coimbra, musical nombre que le viene que ni pintado a esta ciudad. Maravillosa Coimbra con lluvia, con sol, sin estudiantes incluso. Biblioteca increíble (la Joanina), catedral vieja como pequeña fortaleza medieval, pasteles de Tentugal que no se olvidan. Y una nueva amiga y nueva música para disfrutar. Os dejo un trocito de Coimbra en este audio y un enlace al estupendo museo Machado Castro.
Y un cuadrito del Guadalquivir. El próximo el Mondego
Las tradiciones pueden ser una losa, un amarre que no te deje mucho margen de movimiento. Pero las tradiciones también pueden ser unas raíces sólidas sobre las que construir algo nuevo... a veces contradictorio con las propias raíces. Pero la contradicción es algo natural. Como es natural que en una ciudad como Sevilla convivan maneras dispares de vivir y ver el mundo. A veces se da una especial integración entre ellas, en Sevilla la tradición se puede "vestir de modernidad".
De esta idea partí cuando mi amiga la escritora Rosario Naranjo me invitó a colaborar con ella y con Francisco Javier Torres en su proyecto Cuentos y relatos inéditos de Semana Santa. Pensé en una chica sevillana y elegante con su mantilla volando al viento sobre una glamurosa moto rosa. Sin necesidad de acompañante... Y aquí está el resultado que se convirtió en la contraportada del libro. Ahora se está preparando la segunda entrega, así que en breve tendréis más noticias. De momento os dejo una reseña del libro.
Hace unos años realicé este retrato de encargo en pastel. Esta técnica permite captar muchas características de texturas. La suavidad y el brillo de la piel, la densidad y los hilos sueltos del cabello... Además este procedimiento invita a trabajar con soltura y rápidamente por lo que se pueden conseguir imágenes de gran frescura.
Me encanta hacer retratos de personas que conozco y que quiero. Y si son las hijas de amigos ni os cuento... Lucía y Paula que ahora son ya dos muchachitas.
Hace bastantes años me encargaron el retrato de un niño muy guapo por cierto y los clientes, sus padres, me dieron total libertad para trabajar el fondo y el ambiente como me pareciera. Era una época en la trabajaba con una técnica mixta de acrílico y de óleo. Comenzaba con manchas en acrílico (creado con pigmentos y resina blumeplast en el estudio) casi acuareladas y continuaba trabajando entonces con el óleo.
En este caso pensé que la imagen del tiovivo sería perfecta para este retrato con el formato que me habían pedido. La verdad es que quedaron muy contentos con el resultado. Y a él le encantó que retratara también a su oso...
Kandinsky y el origen de la abstracción. Éste es el título de una exposición celebrada en 2003 en la Fundación Juan March de Madrid. En esta fundación he disfrutado de las mejores visitas guiadas que recuerdo, el equipo es magnífico. Además os invito a visitar su web porque aparte de ver la programación y las galerías de imágenes, podéis acceder libremente a los catálogos de sus exposiciones. Os dejo el enlace a su web y al PDF del catálogo de esta exposición de Kandinsky.
Este pequeño díptico está realizado en acrílico sobre madera. Sigue un proceso de tapar totalmente o parcialmente lo ya manchado dando lugar a formas no totalmente definidas equilibrando la composición con formas rotundas y potentes. Con este proceso ordeno sobre todo con el blanco y el negro el caos con el que comencé. El caos y este orden relativo son ambos necesarios en este proceso de trabajo.
En los últimos años de carrera me sentí muy interesada (y sigo estándolo) por el expresionismo abstracto y todo el arte del periodo de entreguerras. La visión del mundo de todos pero especialmente de los artistas de esos momentos se tambaleaba después de la primeras notas idealistas y juveniles al comienzo de la Primera Guerra Mundial y el desastre, horror, corrupción y destrucción del final de las dos Grandes Guerras. En 1997 celebró una exposición antológica en el Reina Sofía de Robert Motherwell. Tuve la suerte de asistir. Ya conocía su obra a través de los libros y las reproducciones de sus cuadros pero nada que ver con la experiencia de estar delante de alguno de sus enorme cuadros con aquellos espacios en negro que te absorvían hacia el interior de la tela.
Los que llevamos unos años pintando hemos experimentado que no siempre necesitamos decir las mismas cosas y sobre todo de la misma manera. Entre los años 1995-1997 realicé una serie de cuadros abstractos, los únicos hasta ahora. Fueron muy poquitos aunque sí recuerdo muchos dibujos y bocetos (algunos todavía ruedan por el estudio). Antes de realizar estas obras pinté una serie de personajes alargados, muy esbeltos y con muy pocas y esenciales referencias humanas. En breve colgaré algunos. El siguiente paso fue trabajar con manchas, con pocos colores, por un lado dejando ver el lienzo por otro lado tapando sutil o toscamente manchas previamente pintadas.
Este cuadro cerraba la exposición que realicé junto con mi amiga Victoria Márquez en la antigua Sala Expojoven en los Bajos del Marqués de Contadero. En ella se mostraba ese proceso de estilización desde las figuras sin rostro a esta total abstracción que con este cuadro arrancaba.
Esta ilustración es un regalo para dos grandes amigos, Malu y Guille. Se casaron el año pasado y viajaron a Praga. Pensé en una imagen que les hiciera recordar no unos monumentos o una postal bonita sino un paseo. Por eso intenté encuadrar la imagen de manera que nos situara en el mismo puente, sobre el suelo para poder recorrerlo siempre que quieran. Llevo un tiempo interesada en el collage y su mezcla con la pintura. En este caso utilicé toques de acuarela y acrílico y recortes de papeles de revistas y de fotocopias sobre fotografías de Praga.
"No hay nada tan poco real como el realismo. Sólo cuando se elige, se dejan cosas de lado y se fijan los puntos básicos, se tropieza uno con el significado verdadero de las cosas". Georgia O´Keeffe
En este proceso estoy trabajando directamente con acuarela, sin trazado de líneas previo a lápiz. Esto me lleva a trabajar con un grado de concentración alta porque con el pincel y la acuarela no hay mucha posibilidad de retoque. Este trabajo también está basado en una fotografía en blanco y negro de Jordi Gual.
Estos días largos y calurosos de verano en la ciudad a veces pueden ser un tedio. Pero el aletargamiento que envuelve el cuerpo y los pensamientos a veces puede ser productivo. Marca un ritmo lento, pausado, de rumiar las cosas como pastan las vacas. Por lo menos eso me pasa a mí en el verano en la ciudad. Y estoy rumiando una nueva línea de trabajo, así lentamente, no puedo hacerlo de otra manera. Siempre me han atraído los retratos, tanto los pintados y de todas las épocas como los fotografiados. Estoy trabajando con acuarelas sobre fotografías de retratos que estoy encontrando en internet. No me importa tanto trabajar sobre el parecido sino sobre aquello especial que me ha hecho pararme para mirar ese rostro entre las decenas que he podido ver. Así me encontré con el trabajo del fotógrafo Jordi Gual. Tiene un trabajo magnífico y amplio pero me ha atrapado con su serie de retratos de Natalia, su hija ciega. Os dejo un enlace a un vídeo precioso y emocionante sobre el proceso de trabajo de ambos porque es un trabajo de dos. No dejéis de verlo. Y también os muestro el retrato realizado sobre una de las imágenes de Natalia.
Este es un inicio de una serie de trabajos que pretendo realizar y que no sé dónde me van a llevar. Pero estoy disfrutando con esta sensación que se parece mucho a la que teníamos en nuestras vacaciones escolares, tener todo el tiempo del mundo. Eso es algo que nos regala la lentitud del tiempo de verano en la ciudad.
Retomando la idea de una Eva (la madre bíblica de la humanidad) creadora que ya trabajé en otra obra, aquí tenemos a una mujer que está concibiendo, no un hijo/a sino una idea, un proyecto, algo que será...
Tuve la suerte de ver una exposición en Madrid sobre esta serie de Bill Viola. Una de esas exposiciones que te cambian, porque no se limita a ser una experiencia estética. Cada vídeo te hace sentir que asistes a algo sagrado, misterioso que es a la vez humano, carnal.
Que parezca que respiran... que de un momento a otro su expresión pueda cambiar... Eso es lo que me encantaría conseguir en los rostros que dibujo o pinto. Este chico es Jamie y su retrato está trabajado en acuarela y lápices pastel con el añadido del collage para la ropa. Lo pinté durante la segunda estancia en Nottingham que resultó muy inspiradora por cierto.
"La recordaba mucho más imponente; cuando somos pequeños, todo nos parece más grande de lo que es en realidad. Pero incluso resituada en su justo tamaño, conservaba su sorprendente belleza. El perfil de la parte más alta de la colina de marga blanca se recortaba contra el azul del cielo despejado y sin una nube y estaba coronado por unos setos de intenso color verde. En la parte más baja, la punta formada por los últimos escalones que se hundían en el azul claro del mar, contemplada a pleno sol, se teñía de unos fulgurantes matices que tiraban a rosa fuerte. En cambio, la zona más alejada de la cresta se apoyaba enteramente en el amarillo de la arena. Montalbano se sitió aturdido por todo aquel exceso de colores, auténticos gritos, hasta el punto de que durante un instante tuvo que cerrar los ojos y taparse las orejas".
Tomado del "Primer caso de Montalbano" de Andrea Camilleri. Editorial Salamandra